miércoles, 25 de julio de 2007

¿Tenemos la tecnología para reconstruirlo?


Esa frase era la del hombre nuclear. Papapapaiiiinnn, papapapapa paiiiiin.
El loco del Estiv Óstiv se mandaba una carrera en cámara lenta de las más bacanes. Además el weón rompía una pelota de tenis con la mano. Páf.
La hacía añicos.

Antes de eso el compadre se sacaba las rexuxa en avión y el locutor decía algo así como “Estiv Óstiv está pal loli, se sacó la mierda pero lo reconstruiremos…TENEMOS LA TECNOLOGÍA SUFICIENTE PARA HACERLO”.
Manso texto.

Era groso ese compadre (Estiv, no el locutor). Y má encima tenía una “salía e cancha” roja con 3 rayitas blancas a los costados (en Valparaíso, a los buzos les decimo salía e cancha. Carepalo).

Ayer vi un gato muerto y tenía los ojos como si fueran dos balas queriendo salir. El gato estaba más muerto que la chucha, pero hoy día pensé en que al hombre nuclear lo reconstruyeron con seis millones de dólares.
A un gato yo cacho que con un palo verde lo dejan con un traje especial para soportar balazos y choques de auto.
Una vez, cuando yo tenía 12 años, vi como atropellaban al “Trauser”, un perro amigo que siempre andaba weveando en la calle. Bueno, al Trauser, una camioneta, casi le voló la cabeza y el perro se dio como 3 vueltas de trompo antes de desplomarse.
Yo me puse a llorar ahí mismo porque el perrito estaba lleno de sangre, y como era un buen amigo-perro... me dio más pena aún. Mi vieja me había mandado a comprar pan y yo lloraba con la bolsa de género en la mano.
Después apareció un loco que parecía gringo del Discovery Channel y me preguntó si el perro era mío.
Pero no.
No era gringo, y tampoco era mío el perro.

Después huí. Me arranqué porque en ese tiempo yo creía que ver la muerte de un perro, y no ayudar a revivirlo, era pecado mortal.
Y cárcel.
Y entonces huí.

Pero el Trauser era de goma parece, porque a las dos semanas apareció caminando con muletas, y disfrazado de momia. Más cabezón que de costumbre, pero bien.
Y después recé.
Y al final compré un kilo de pan batío y lo metí adentro de la bolsa de género.

El gato que vi ayer, en cambio, no era de goma. Era de madera parece.
Y me tinca que lo atropelló una aplanadora porque estaba como planchado.

Eso lo vi camino al supermercado. Después, con un par de amig@s, terminamos tomando vino como si hoy se acabara el mundo.
Y según los mayas, hoy se acaba po.

A todo esto, ese día en la mañana, antes de salir a la pega, me di dos vueltas de trompo para que me vaya bien. También hice mi cama, porque así puedo hacer cualquier cosa en la vida.
Incluso volar.

Eso fue en la mañana, pero les decía que en la tarde me junté con dos amig@s.
Luego nos fumamos un cigarro chino y quedamos hablando en arameo. Nos pusimos unos trajes de astronautas y salimos a caminar por el espacio. Después yo hablé con otra amiga que es marciana porque habla con puros cuadraditos.
Fue el medio volón y terminamos riéndonos como si no nos hubiéramos reido nunca.
Nos reímos tanto tanto, pero tanto, que casi se me cayó el cerebro.

Nos sacamos los trajes de astronautas y después nos dimos unas vueltas por el suelo hasta llegar a un Gran Já. Eliminamos el Bú: lo dejamos muerto como el gato.
Toma maldito Bú le dijimos.

La amiga marciana no entendía ná de lo que yo le hablaba, y a pesar de que ella llamó, le tuve que cortar porque no me cabían las letras con tanta risa en la boca (aunque creo que la risa viene de otro lado que aún no descubro).

Luego de eso seguimos riéndonos como por 3 horas seguidas. Nos reímos tanto que después no queríamos decir nada.

Hoy día me acordaba de ayer. Del gato aplanado, de que el Trauser era re cabezón y del hombre nuclear.
Un día me voy a comprar una salía de cancha roja con 3 rayitas blancas al costado.
También pensé en que me tengo que cortar el pelo.
Quizás nunca podré romper una pelota de tenis con la mano.

Ah... y ayer fue el día que más me he reído, en toda mi vida.